jueves, 14 de octubre de 2010

Todo comienza con esta célula embrionaria humana que se divide para convertirse en dos, estas dos se convierten en cuatro y así sucesivamente. Justo después de 42 duplicaciones tienes 10.000 billones de células en el cuerpo y estas para aflorar como ser humano. Y cada una de esas células sabe perfectamente que es lo que tienen que hacer para preservarte y nutrirte.
No tienes secretos para tu células. saben mucho mas de ti que lo que sabes tu. Cada una de ellas lleva una copia del código genético completo (el manual de instrucciones de tu cuerpo), así que saben como hacer no solo su trabajo, sino también todos los demás trabajos del cuerpo. Nunca en tu vida tendrás que recordarle a una célula que vigile sus niveles de adenosin trisfosfato o que busque un sitio para el chorrito extra de ácido folico que acaba de aparecer inesperadamente. hará por ti eso y millones de osas mas.
Cada célula de la naturaleza es una especie de milagro. Hasta las mas simples superan los limites del ingenio humano. Para construir, por ejemplo, la célula de la levadura mas elemental tendrías que miniaturizar aproximadamente el mismo numero de piezas que tiene el reactor de un Boeing 777 y encajarlas en una esfera de solo cinco micras de ancho.
Pero las células de la levadura no son nada comparadas con las células humanas, que no solo son mas variadas y complejas, sino muchísimo mas fascinantes debido a sus enrevesadas interacciones.
Tus células son un país de 10.000 billones de ciudadanos, dedicados cada uno de ellos, de forma intensiva y especifica, a tu bienestar general. No hay nada que ellas no hagan por ti. Te dejan sentir placer y formar pensamientos. Te permiten estar de pie y estirarte, así como dar saltos y brincos. Cuando comes, extraen los nutrientes, distribuyen la energía y expulsan los desechos, pero también se acuerdan de hacer que sientas hambre antes y después, para que no te olvides de comer otra vez. Por ellas crece el pelo, hay cerumen en los oídos, ronronea quedamente en el cerebro.
Ellas se ocupan de todos los rincones de tu cuerpo. Saltaran en tu defensa en el instante que estés amenazado. Morirán por ti sin vacilar, miles de millones de ellas lo hacen diariamente. Asique dediquemos ahora un momento a considerarlas con la admiración y el aprecio que se merecen.